Enero - abril
2022 - Volumen 4 - No. 10
ISSN: 2708 -
7794
ISSN-L: 2708 - 7794
Pp 25 – 45
www.revistamerito.org
Educación y
conflicto armado. Gran reto para escuelas de Tumaco-Colombia
Education and armed conflict. Great challenge for
schools in Tumaco-Colombia
Stella Rocío Ramírez Villegas
sterorav@yahoo.com
https://orcid.org/0000-0001-7012-6870
Rectora de la I.E. General Santander de
Tumaco, Distrito Especial. Especialista y Magister en Educación, Doctoranda en Educación
de la Universidad San Buenaventura de Cali-Colombia. Línea de investigación:
estudios interculturales y pensamiento pedagógico latinoamericano
Artículo recibido
en octubre 2021 | Arbitrado en noviembre 2021 | Aceptado en diciembre 2021 |
Publicado en enero 2022
Resumen
Objetivo: analizar las afectaciones del
conflicto armado al interior de las instituciones educativas de
Tumaco-Colombia, el currículo que desarrollan yl a pertinencia con estos
contextos para proponer lineamientos educativos construidos con la misma
comunidad educativa. Método: la investigación requirió de métodos
cualitativos, mediante la Investigación Acción Participación que logró la
reflexión con comunidades educativas de dos instituciones como referentes. Resultados:
Se encontró que el conflicto armado ha afectado significativamente la
escuela generando desesperanza, el temor y el silencio como mecanismos de
protección, como también que el currículo explícito está descontextualizado y
el currículo oculto ejerce mayor impacto. Conclusiones: urge la
necesidad de replantear los currículos y sus dinámicas para poder responder de
manera crítica a los grandes desafíos de aportar a la resiliencia, perdón,
reconciliación y memoria de las víctimas de conflicto armado en estos contextos.
Palabras
clave: Conflicto armado,
currículo, educación, escuela, propuesta educativa crítica
Abstract
Objective: to
analyze the effects of the armed conflict within the educational institutions
of Tumaco-Colombia, the curriculum they develop and the relevance with these
contexts to propose educational guidelines built with the same educational
community. Method: the research required qualitative methods, through
the Participation Action Research that achieved reflection with educational
communities of two institutions as references. Results: It was found
that the armed conflict has significantly affected the school, generating
despair, fear and silence as protection mechanisms, as well as that the
explicit curriculum is decontextualized and the hidden curriculum has a greater
impact. Conclusions: there is an urgent need to rethink curricula and
their dynamics in order to respond critically to the great challenges of
contributing to the resilience, forgiveness, reconciliation and memory of
victims of armed conflict in these contexts.
Keywords: Critical
educational proposal, armed conflict, education, curriculum, school
INTRODUCCIÓN
Tumaco
(Nariño, Colombia) se encuentra sucumbido entre sollozos de viudas y huérfanos,
entre el temor y el miedo que produce quienes dominan con violencia en ese
territorio, y la escuela tiene un reto, el de convertirse en la voz de quienes
no tienen voz, la de educar la esperanza, aquella que a veces se escabulle y
parece tan poco visible a los ojos del dolor. La escuela se transforma como en
ambiente protector, como un refugio, como la que puede dar respuestas a tantas
preguntas que día a día se formulan los estudiantes, los cuales se debaten
entre seguir el camino del saber u optar por seguir a quienes les invitan a
formar parte de sus grupos, con la promesa de dinero y poder.
Por su
devenir, Tumaco se considerada como una zona de sacrificio1. Así lo plantea De
Sousa (2019) cuando diserta sobre el origen del negro africano y las
condiciones de esta población en el Pacifico colombiano; pueblos olvidados
porque están siendo atacados por el capitalismo salvaje que los ha sumido en la
miseria y en la vida indigna en la que sobreviven. Como educadora de estos
territorios, me declaro optimista trágica porque nunca perderé la esperanza de
contribuir a edificar ciudadanos para el bienvivir, para la convivencia
armoniosa, para la recuperación de la paz que nos ha sido tan esquiva, porque
si educamos a los niños con valores y principios se puede recuperar el orden
natural, el respeto por la vida y el derecho de soñar.
Así se
nombran a las zonas geográficas que han sufrido constantes daños ambientales o
de poca inversión económica. Muchas comunidades cargan con los costos y no
reciben los beneficios. Como el costo de la posa cuerdo colombiano con el grupo
FARC, Tumaco ha tenido que recibir los perjuicios y no los beneficios.
El
presente artículo se deriva de un proceso de investigación conducente a la
consolidación de uno lineamientos para una propuesta crítica educativa para
escuelas en contexto de conflicto armado en Tumaco, una apuesta por la
esperanza y la vida. Con esta investigación se propuso que, a partir del
reconocimiento y comprensión de las realidades del territorio, se respondía a
los desafíos de transformación de una comunidad educativa victimizada por la
violencia social y política que transita hacia una comunidad educativa
resiliente y proactiva que salvaguarda los derechos de niños, niñas y
adolescentes, en el marco de la posa cuerdo colombiano, acuerdo que ha
agudizado el conflicto en estos territorios de la costa del Pacífico.
El
objetivo central de la investigación fue plantear lineamientos para una
propuesta educativa con enfoque crítico para las escuelas situadas en zonas de
conflicto armado de Tumaco, a partir del reconocimiento y comprensión de las
realidades vividas para así responder a los desafíos de transformación de una
comunidad educativa victimizada por la violencia social y política que transita
hacia una comunidad educativa resiliente y proactiva que salvaguarda los
derechos de niños, niñas y adolescentes, en el marco del posa cuerdo
colombiano.
Los
lineamientos permitirán avanzar hacia una educación popular liberadora, una que
genere espacios de inclusión, democratización; un proyecto alternativo de
escuela para que quienes padecen, pero se resisten a ser vencidos, puedan
aportar a la construcción de presente con mirada prospectiva hacia la paz como
propuesta concreta. Se ha trabajado con la misma comunidad y con quienes
conforman la comunidad educativa, sujetos de investigación, y se ha logrado
recopilar información valiosa que se ha transformado en propuestas que conducen
a establecer núcleos temáticos, pedagogías, estrategias metodológicas, entre
otros insumos para producir un documento con lineamientos que pueden ser base
de ajuste para Proyectos Educativos Institucionales y, también, para fortalecer
los currículos expresos y restaurar la cotidianidad escolar en el marco de la
transformación y reingeniería de la escuela en medio del conflicto armado.
La
problematización del conflicto armado en Tumaco y el impacto en la escuela
Tumaco es
el epicentro de constantes manifestaciones de violencia contra la población
civil en el marco del conflicto armado interno. Este municipio “hace parte de
las diez regiones en donde se desarrolla el plan de guerra Espada de Honor (2012-2016),
que ha incluido una “estrategia de vocación ofensiva y focalizada para combatir
a las FARC-EP”, neutralizar la capacidad de agresión, proteger las
infraestructuras del Estado como también ganar la lealtad de la población.
Asimismo, hace parte de la jurisdicción del Plan Troya Pacífico, enfocado en
neutralizar las bandas criminales y sus economías ilícitas” (Fundación Ideas
para la Paz - FIP, United States Agency International Development -USAID,
Organización Internacional para las Migraciones -OIM, 2014: 2). En el 2017
entra en vigor el Plan Victoria por una “paz estable y duradera”, un plan que
se pone en marcha en el posconflicto y tiene énfasis en incrementar la fuerza
del Estado en los lugares que fueron influencia de las FARC- EP (Comando Militar
de las Fuerzas Armadas de Colombia – C GFM, 2017).
El país
inició un primer proceso de justicia transicional en 2003, con la
desmovilización de las Autodefensas Unidas de Colombia y un primer marco
normativo para garantizar a las víctimas verdad, justicia y reparación, a
través de la Ley de Justicia y Paz de 2005, siguiendo los lineamientos
internacionales sobre la responsabilidad estatal en la atención y derechos de
las víctimas de la violencia.
En este
marco, el Programa de Educación Rural (PER) (Ministerio de Educación Nacional -
MEN, 2009) se orientó a mitigar exclusivamente los problemas generales que
afectaban la cobertura y la calidad educativa en zonas rurales. En efecto, el
objetivo del programa consistía en incrementar el acceso con calidad a la
educación desde preescolar hasta media para la promoción de la retención de
niños, niñas y jóvenes en el sistema educativo, obviando las condiciones
estructurales y de violencia características de estas zonas rurales. No en
vano, mientras el país adelantaba marcos de justicia excepcional, con la
inclusión de una política de víctimas como parte del componente de justicia
transicional para la reparación y la no repetición, la educación de los niños y
sus derechos truncados no fue incluida ni replanteada desde la perspectiva de
enfoque de derechos de los infantes en condiciones de conflictos violentos.
El
afrocolombiano de la costa nariñense tiene su forma de vida íntimamente ligada
al agua (mar, ríos, esteros, entre otros), de donde se provee la mayor parte de
recursos para el sustento diario. El 36% de los hogares tienen a la mujer como
cabeza de hogar. Los problemas sociales y el deterioro del tejido comunitario
se sienten, de manera acentuada, en los barrios que crecen rápidamente en las
áreas marginales, donde se asientan las familias de desplazados, inmigrantes y
en miseria (Alcaldía Municipal de Tumaco, 2017-2019, p. 32).
Teniendo
en cuenta lo anterior, es de considerar también que la Constitución Política
(1991) reconoce, protege y valora la diversidad étnica y cultural como
patrimonio nacional. Se incorporaron en la normatividad, derechos individuales
de corte social como la educación, la salud, la vivienda, el trabajo y la
seguridad social, bajo la línea garantista de un Estado Social de Derecho
Multicultural y, en paralelo, se reconoce una nueva categoría de derechos
colectivos (identitarios) y derechos especiales de titulación grupal
(territorios), orientados a comunidades específicas.
Tumaco es
un contexto donde el conflicto armado ha impactado sobre la infancia de manera
significativa impidiendo el pleno desarrollo y goce de la niñez, al verse
sumida en las singularidades del diario vivir, donde la muerte y el miedo
permean los ambientes.
Por su
parte, la política pública nace de un proceso gubernamental participativo con
otras entidades líderes del sector, en la búsqueda del respeto de los derechos
humanos, enfoque étnico y diferencial de esta comunidad. Las instituciones
educativas son convocadas a participar de la construcción e implementación
desde su quehacer para hacer realidad que nuestros niños, niñas y jóvenes sean
protegidos y también así respetados sus derechos.
Sin
embargo, no basta con el reconocimiento público del Estado y sus entidades
territoriales, teniendo en consideración que la transición política solo es con
uno de los múltiples actores violentos. La realidad del territorio, del aula y
de la escuela se pone en evidencia con el informe de la Diócesis de Tumaco.
Como
víctimas de la violencia y a través de la Ley de Víctimas y Restitución de
Tierras de 2011, los pobladores de Tumaco se han organizado bajo la
reivindicación de su derecho a la verdad y a la memoria, como fórmula enunciada
desde la institucionalidad a través del marco de transición con las
Autodefensas Unidas de Colombia, pero apropiada desde las bases para asegurar
la no repetición de actos violentos. Sin embargo, los procesos de memoria como
fórmula para reconstruir el tejido social son, en efecto, bastante complejos.
La encrucijada de hacer memoria en contextos en los que se encuentran actores
ilegales activos, y que las relaciones sociales se enmarquen en dinámicas
violentas, pone en juego la supervivencia misma de las comunidades. Así, los
procesos de memoria, como formas de representar lo ausente, en esencia, están
directa o indirectamente relacionados con la denuncia pública y la exigencia de
un proceso de rendición de cuentas de las responsabilidades de todos los
implicados, incluyendo, por supuesto, al Estado y sus instituciones.
Hacer
memoria en medio de la confrontación, socava significativamente los procesos de
reconstrucción del tejido social y son el día a día de los niños, niñas y
adolescentes, en sus espacios familiares, educativos y sociales. Los hijos de
los familiares asesinados o desaparecidos necesitan entender su propia
situación como parte de un proceso colectivo, que evite la estigmatización y
reafirme su identidad. No obstante, estas “formas de aprendizaje, a partir de
la experiencia de sus antecesores, que evite la repetición de la violencia que
ellos sufrieron” (Beristain, 2006: p.3), encuentran serias limitaciones en el
municipio de Tumaco.
La
problemática de cómo construir la transición y asegurar los derechos de los
niños, niñas y adolescentes, víctimas directas e indirectas del conflicto
armado y de las condiciones estructurales de marginalidad y el fenómeno del
narcotráfico, continúa vigente en un proceso de transición parcial que expone
la supervivencia e integridad de la población en su cotidianidad. De esta
manera, la escuela se convierte en una posibilidad para apoyar a las escolares
víctimas, en un período de transición como el actual, proponiendo lineamientos
para una propuesta educativa con enfoque crítico.
En este
orden, la problemática de los niños, niñas y adolescentes en Tumaco y su
derecho a la educación se complejiza teniendo en cuenta que sufren de
vulneraciones a sus derechos producto de, 1) las condiciones estructurales de
la pobreza y la marginalidad, contemplada en la normatividad nacional e
internacional sobre los derechos humanos en tiempos de paz; 2) el conflicto
armado interno, y sus efectos en esta población que posee protección especial
por su condición de indefensión, en la normatividad internacional vigente sobre
el Derecho Internacional Humanitario, en tiempos de guerra, y 3) la vulneración
de sus derechos colectivos como integrantes de grupos ancestrales y tribales.
En esencia, esta triada de componentes debería ser armonizada bajo la
salvaguarda de derechos de corte individual y de derechos colectivos a través de
la política de educación nacional y territorial de los proyectos educativos de
las instituciones públicas y privadas.
Si bien
muchos de estos componentes están enunciados en los lineamientos de la política
de educación nacional, su alcance y aplicación es limitado en los territorios,
en las zonas urbanas y rurales, y en los entornos educativos. La mayoría de
estos programas en su implementación se centran en garantizar cobertura más que
calidad, obviando los enfoques diferenciales étnicos y de víctimas necesarios
para disminuir las brechas entre la teoría y la práctica de la educación para
los niños, niñas y adolescentes.
No
obstante, la Ley 1098 de 2006 reconoce a los alcaldes y gobernadores como los
directos responsables del cumplimiento de los derechos de niños, niñas y
adolescentes, lo que facilitaría la construcción de la política pública de
primera infancia y adolescencia. En este sentido, la administración municipal
tiene un papel fundamental en dicha ejecución. Sin embargo, el éxito de su
implementación, así como el alcance a los derechos de los niños, niñas y
adolescentes requiere de la participación de toda la comunidad, de las
instituciones educativas y las organizaciones de la sociedad civil, entre otros
variados actores sociales, que como primer núcleo constituyen la familia.
Conflicto
armado y vida cotidiana
El
conflicto armado ha incidido sustancialmente en las transformaciones de la vida
cotidiana. Como lo expresa Orellana (2009), es una categoría cuyo concepto
relata el hábitat de la cultura, cuyo espacio y tiempo común permiten la
construcción de su discurso de saberes y prácticas. Con el accionar de los
actores armados que disputan el poder en el conflicto armado colombiano, la
vida cotidiana de la población civil se ha visto alterada; si bien esta permite
la construcción de un discurso de saberes y prácticas, estas se han visto
trastornadas en la comunidad educativa de Tumaco.
Orellana
(2009) afirma que “en la vida cotidiana se establece una dialéctica entre el
sujeto social, representado en las instituciones, y el sujeto individual,
representado en la persona concreta” (p. 5). El vincularse con grupos armados
al margen de la ley, trajo como consecuencia la reconfiguración de las
conductas y prácticas de la comunidad educativa a la que pertenecía Darío, es
decir, la vida cotidiana en tanto corresponde al entorno inmediato, el cual
constituye la realidad misma de los hombres particulares y los cuerpos sociales
(Heller, 1987).
La vida
cotidiana es un referente teórico y experiencial que permite abordar, según
Heller (1987), todo tipo de actividad desde la cual cada sujeto particular
constituye procesos significativos de reproducción social, apropiación cultural
y las prácticas sociales, mediante las cuales las personas se apoderan de los
diversos contenidos de aprendizaje intercambiados en las relaciones sociales
para construir los conocimientos, sentimientos y acciones para vivir (Orellana,
2009).
Al
integrar lo cotidiano como una categoría de análisis, se pretende un
acercamiento de modo general a las formas de existencia material de la escuela
y revelar el ámbito preciso en que los sujetos particulares involucrados en el
conflicto armado experimentan, reproducen, conocen y transforman la realidad
escolar.
Conflicto
armado y escuela
La
escuela es un espacio de continuo aprendizaje, pues en ella se aprende de los
maestros, de los compañeros de clase, de los libros, pero también se aprende
una relación con el conocimiento y con la realidad a la que ese conocimiento se
refiere y sobre la que le permite actuar (Reimers, 2000).Las Instituciones
Educativas, que conforman a su vez la comunidad educativa de Tumaco, ven a
menudo que la convivencia entre las personas se altera por hechos ligados al
conflicto armado, y los padres de familia ven en la escuela la institución que
puede “redimirlos” de los diferentes conflictos que la guerra les genera. Si la
escuela es un espacio de aprendizaje que permite comprender la realidad del
entorno social, es igualmente el espacio que permite construir la memoria de quienes
la conforman, lo que a su vez posibilita establecer hasta dónde su vida
cotidiana se ha alterado por causa del conflicto armado.
Justamente,
la escuela puede analizarse como un espacio en el que “las personas se apropian
de los diversos contenidos de aprendizaje intercambiados en las relaciones
sociales para construir los conocimientos, sentimientos y acciones para vivir”
(Orellana, 2009: 4). En este sentido, es la escuela un lugar social
privilegiado para la atención y la garantía de los derechos de la infancia y
adolescencia. Como ningún otro espacio, la escuela reúne las condiciones
especiales para identificar las vulneraciones de niños, niñas y adolescentes,
sus intersecciones y derechos individuales y colectivos, que requieren la más
importante apuesta por la reparación integral en un proceso de construcción de
paz y reconciliación como el que actualmente defiende el pueblo colombiano.
Los
impactos que la guerra ha causado y sigue causando entre la población civil es
tema que hoy por hoy está en el orden del día de los estudiosos del conflicto
colombiano y de las entidades internacionales protectoras de los derechos
humanos. Estos impactos, a los cuales se hará referencia a lo largo de la
presente investigación, no son cuantificables por medio de estadísticas que
solo dan a conocer números; son, por el contrario, los efectos individuales y
colectivos generados por el conflicto armado, principalmente en la población
civil, pero que trascienden en todo el entorno social transformando su forma de
vida, de sentir, pensar y, en fin, transformando su vida cotidiana como el caso
de la comunidad educativa del municipio de Tumaco. Así, se puede afirmar que el
impacto de la violencia sufrida, y el significado que ésta tiene, varía de
acuerdo con los grupos, y en la manera cómo ellos procesen sus daños y pérdidas
(Centro Nacional de Memoria Histórica -CNMH, 2013). De aquí la importancia de
relacionar el conflicto armado con la memoria, en el caso del presente estudio,
de memoria colectiva.
Conflicto
armado y memoria
La
memoria se construye a lo largo de la vida en una relación continua con los
demás y en aprendizaje social (Centro Nacional de Memoria Histórica -CNMH,
2013). Por lo tanto, es necesario reconstruirla para entender las
transformaciones o impactos que el conflicto armado ha dejado en la vida
cotidiana de esta comunidad, en tanto referente teórico y experiencial que
permite abordar todo tipo de actividad desde las cuales cada sujeto particular
constituye procesos significativos de reproducción social (Heller, 1987). El
trabajo de memoria sirve como una herramienta para la reafirmación de las
identidades generalmente subvaloradas y perseguidas, un escenario para el
diálogo entre voces que muchas veces se desconoce recíprocamente y, a la vez,
un campo de lucha entre distintas versiones del pasado (Centro Nacional de
Memoria Histórica
-CNMH,
2013). Aceptar el nuevo medio es una de las variables que permiten establecer
los impactos en las familias desplazadas del Sumapaz y Ciudad Bolívar, objetivo
que se logra analizando su vida cotidiana antes y después del desplazamiento
(Camilo, 2002). Para el caso de la comunidad educativa de Tumaco la
reconstrucción de la memoria es el mecanismo que permitirá establecer esos
impactos en tanto la memoria colectiva es lo que se recuerda con el paso de los
años es el significado de los acontecimientos por los que atraviesa un grupo o
sociedad (Mendoza, 2005).
Establecer mediante
la reconstrucción de la memoria
los impactos que el conflicto armado ha dejado en la comunidad educativa de
Tumaco permite conocer el papel que la escuela como institución integradora del
individuo con la sociedad ha venido desempeñando en un contexto tan particular,
además, permite establecer las pautas para proponer líneas generales para construir
una propuesta educativa crítica acorde con la realidad social de esta comunidad
que permita articular la comunidad educativa con el entorno social.
Currículo
manifiesto y oculto
Abordar
el tema curricular fue condición imprescindible en el desarrollo de la presente
investigación, para ello, se tomó como referencias de algunos autores, porque
en este tema, son grandes y extensas las contribuciones de muchos estudiosos.
Cuando Bobbit Franklin en 1918 predecía que el currículo emergía como una actividad
que sugiere los procesos de planear, aplicar y evaluar con metas de eficiencia
y rendimiento, estaba considerando que el conocimiento es externo, en
obediencia a impulsos predeterminados, desconociéndose sus dimensiones
histórico-sociales y culturales. Esta teoría se reafirma con los aportes del
positivismo, conductismo y taylorismo. Aquí, el conocimiento es considerado
imparcial, la educación de aquellas épocas se supeditaba a preparar al
individuo para la obediencia y el currículo era un conjunto de acciones
gestionables puesto que cumplirían los objetivos preestablecidos, planteados
para atender los sistemas de producción (Gimeno & Pérez, 2008). Más
adelante, Tyler (1978) aporta otro argumento a la teoría del currículo
manifestando que éste define anticipadamente cuáles serán los resultados del
proceso educativo en los estudiantes y a la vez proyecta las prácticas para la
consecución de los objetivos. A mediados del siglo XX, Dewey citado en
Fingermann (2010), visibiliza al docente como ese guía orientador del proceso y
reconoce al currículo como aquel que beneficia las necesidades de la niñez y
que debe tener mucho contenido práctico.
La
preparación del hombre para la ejecución de diversas actividades específicas a
lo largo de la vida sería la tarea de la escuela, para ello el currículo debe
responder a esta cualificación. Por lo tanto, el currículo debe sumergirse en
el mundo del hombre para recuperar experiencias, y a la vez, poder detectar
habilidades y saberes que se deben ofrecer en el proceso educativo (Bobbit
1918, citado en Gimeno & Pérez, 2008).
El
currículo adquiere validez cuando se contrasta con la realidad y es en la
práctica donde adquiere verdadero significado para los agentes educativos. El
currículo se convierte en una conexión entre la teoría y su praxis, entre los
saberes y la sociedad, entre el mundo y el conocimiento para ejercer en ese
mundo (Grundy, 1998). El currículo ejerce dominación cuando responde a
contextos e ideas hegemónicas, cuando se percibe el objetivo de perpetuar la
idealización del centro del poder y adormecer la periferia, a los oprimidos
(Freire, 1996).
El
currículum es un texto que simboliza y exterioriza las aspiraciones, sueños y
formas de entender su labor en un contexto histórico específico, desde donde se
efectúa la toma de decisiones y se atienden a las políticas generales, la
cultura, los ámbitos sociales y económicos entre otros, lo cual da cuenta que
el contexto no es neutro para el texto y así mismo se encuentra el origen de
desigualdades entre los individuos y grupos (Sancristán, 2010).
Educar no
es tarea exclusiva de las escuelas, no se aprende únicamente en las aulas; con
las nuevas tecnologías y los contextos externos (el barrio, la ciudad), se
establecen escenarios de mayor relevancia y atracción para los niños y jóvenes,
y no debería verse como una amenaza, sino como una oportunidad de reinvención
de la escuela y la renovación de sus prácticas.
Con el
escenario del conflicto armado en el cual sobreviven muchas comunidades del
Pacífico, aparecen las escuelas paralelas, aquellas que ofrecen oportunidades
económicas y de adquisición de poder. Son las escuelas de los grupos al margen
de la ley, los cuales desarrollan actividades de entrenamiento en manejo de
armas, todo lo relacionado con el negocio de la droga, técnicas de camuflaje,
seguridad, sicariato, evasión y, además, lo concerniente al mundo del
narcotráfico. Estas escuelas pagan muy bien, la reprobación significa muerte,
por lo tanto, hay que ser experto y cada vez superarse, se adquiere poder, hay
ascensos y esta cantidad de “contenido” está quitando a los niños de las manos
de su familia, de la escuela, y los está sumergiendo en el mundo de la
delincuencia. En las escuelas paralelas, se mueve un currículo oculto, el cual
funciona sistemáticamente, pero invisible a los ojos de quienes, inclusive,
forman parte de él.
La
oportunidad de reconocer este currículo permite ponerlo en tensión,
cuestionarlo: “El currículo oculto es el conjunto las normas, valores,
creencias no planificadas que son transmitidas a los estudiantes por medio de
estructuras subyacentes, tanto de contenido formal como en las relaciones de la
escuela y la vida en las aulas, éste debe problematizarse” (Giroux, 2003, p.
72).
Una
propuesta educativa critica: lineamientos
Para encontrar
luces en los recorridos teóricos a abordar para acercarse más a la construcción
de lineamientos para una propuesta educativa crítica, se mencionan algunos pensadores que han incursionado en temas
educativos en contextos vulnerables, como Freire (2004), quien señala que:
“Saber qué enseñar, no es transferir conocimientos, sino crear las
posibilidades para su propia producción o construcción” (p. 47). No obstante,
¿cuántas veces se cae en la mera transferencia de contenidos? Hablar de
producción y construcción del conocimiento desde una perspectiva étnica y de
construcción de paz implica ir más allá; la tarea de enseñar debe estar
realmente abierta y dispuesta a las preguntas e inquietudes de los estudiantes
y a las estrategias para favorecer la vida y la integridad de los niños, niñas
y adolescentes desde sus prácticas y costumbres culturales. Así, el educador
con un espíritu crítico e indagador debería explorar los asuntos que los
alumnos consideren relevantes, otorgándoles un lugar y un valor que signifique
la reformulación de un programa académico institucional en beneficio del
proceso de aprehensión. Pensar adecuadamente como máxima de la labor
profesional docente, requiere que el discurso teórico sea sustentado
constantemente con la fuerza de
la praxis y con la vinculación del estudiante como centro activo de la
producción y construcción de conocimientos.
Una
propuesta educativa como concreción de los devenires, sueños, reflexiones de la
comunidad educativa, sirve de referencia para las funciones que se cumplen en
términos de materialización del Proyecto Educativo Institucional (PEI). Este
debe estar sustentado en la historia, valores, principios, filosofía, visión y
misión (Tünnermann, 2008). Para ello, es requisito de primera línea pensar la
escuela, su sentido y significado para la infancia y adolescencia del municipio
de manera sensible al contexto, y de manera particular para todos los actores
sociales que acompañan el proceso formativo de los niños, niñas y adolescentes.
Una
propuesta educativa que posibilite la representación de ideas, cosas, eventos y
hasta constructos; como también que sirva de referentes, conjuntos de ideas,
preceptos, precogniciones, conceptos y afirmaciones mediante los cuales se
percibe, aprehende y comprende. Con los lineamientos educativos se alcanzaría a
entender lo que se percibe y esto permitiría el actuar. De esta manera, sería
como un modelo o guía con característica de dinámico, no puede consolidarse
como patrón por su carácter variacional y temporal. Las situaciones que lo
fundamentan evolucionan y, por lo tanto, lo modifican (Barrera, 2002; Sacristán
& Pérez, 1996).
El
educador no debe adoptar una postura autoritaria ni sesgada del mundo, sino
poder conjugar el testimonio de su elección mostrándole otras posibilidades y
realidades, mientras se enseña cualquier tema, no desconocer que hay un mundo
afuera que de pronto no es el que esté reflejado en el currículo, y mientras se
adaptan transformaciones, el educador debe procurar una enseñanza integral, de
los conocimientos propios de la asignatura con la vida misma. Existe un riesgo
de influenciar la vida de los estudiantes, pero que vale la pena correr,
evitando a toda costa que interfiera con la capacidad creadora, crítica y
cuestionadora del educando, en resumidas cuentas, evitando que caiga en la
manipulación.
METODOLOGÍA
Un
trabajo investigativo de estudios interculturales posibilita construir nuevas
visiones y formas de estudiar el mundo y propiciar que se mire con los ojos de
la realidad social latinoamericana, siempre en la búsqueda de encontrarle
sentido desde los escenarios de quienes padecen o están sumergidos en contextos
victimizantes que coartan la autonomía como son, en este caso, los contextos
del conflicto armado de la costa Pacífica nariñense. Poner en cuestión los
modelos hegemónicos existentes es tarea de las investigaciones en estudios
interculturales por eso se requiere acercarse a la construcción del
conocimiento desde perspectivas decolonizantes que privilegien los saberes
populares, las luchas tanto sociales como políticas que sugieran escuchar la
voz del otro. El componente ético es vital para la búsqueda de metodologías
decoloniales, explorar el método para encontrar conocimiento, es simplemente
referirse al camino que lleve a insubordinar los métodos tradicionales
(Borsani2014).
La tarea
investigativa requirió de métodos cualitativos, inspirándose en la
Investigación acción participación (IAP) de Fals Borda (1989) y correspondiendo
al pensamiento del investigador como educador de la conciencia dialógica reirían, se toma
elementos que aportan el direccionamiento para el desentrañamiento de
las voces susurrantes del contexto en estudio. Así las fases de planificación,
observación, acción y reflexión se establecen en el método con las ayudas de
técnicas como la entrevista, observación, diario de campo, conversatorios,
documentos. La construcción de saberes fue colectiva, con la representatividad
de la comunidad educativa y de personas externas para hacer mucho más legitimo
el proceso. Hay un distanciamiento entre la forma como Fals Borda (1989)
plantea el inicio del proceso, puesto que la problemática ya estaba planteada y
se buscan posibles caminos para aportar en su transformación. Establecer un
grupo focal, de inicio fue imposible puesto que el temor a participar en temas
tan delicados es válido y se tuvo que modificar con estrategias como talleres,
mesas de trabajo con la misma comunidad. El proceso se dividió en fases y cada
fase va acorde a los objetivos los cuales se relacionaron con categorías y se
plantearon actividades y herramientas para el cumplimiento de estos.
La unidad
de análisis para la presente investigación fue la comunidad educativa de las
Instituciones General Santander, R.M. Bischoff. Estas Instituciones Educativas
de carácter público situadas en el área urbana del municipio de Tumaco, Comuna
4 y 2 respectivamente. Se han seleccionado intencionadamente porque se
encuentran en zonas de mayor presencia de grupos ilegales.
Se
trabajó con 102 personas discriminadas así: sesenta y cuatro estudiantes,
quince docentes y directivos, veinte padres y/o madres de familia,
representante(s) de la(s) junta(s) de acción comunal y vecinos del sector. Los
estudiantes se seleccionaron de los grados de aceleración del aprendizaje porque
son jóvenes en extra edad que por múltiples razones van y vienen a la escuela y
la mayoría tiene historias de vida relacionadas directamente con el conflicto
armado, se focaliza esta población educativa porque las docentes de este grado
han hecho referencia sobre la multiplicidad de dificultades que presentan los
estudiantes y apuntan generalmente a su poco interés educativo, a la
procedencia de hogares disfuncionales o porque ellos han manifestado tener
algún tipo de vínculo con estos grupos. También se seleccionaron algunos
estudiantes de básica secundaria y media en menor porcentaje para cubrir los
diferentes grados, niveles y edades con miras a obtener información más
completa. Los docentes y representantes de familia pertenecen a los mismos
grados de los estudiantes seleccionados. Se invitó a participar de la
investigación a un líder de comuna, en vista de que algunas personas del sector
se tornaron reacias para colaborar por el temor que se genera hablar de estos
temas, y a un Rector con amplia trayectoria, ex secretario de Educación para
que, de esta manera, haya mayor participación de directivos de la zona urbana,
que son en total 13. Es necesario enfatizar que, para todas las actividades
realizadas, se contó con el apoyo de una Psicorientadora, la cual prestó ayuda
en todo momento, con el ánimo de garantizar el apoyo en caso de ser necesario.
Hallazgos
y discusión: confrontación de la teoría y los resultados
Para
construir los lineamientos se tuvo en consideración la teoría de Freire (2004),
quien enfatiza en la propuesta educativa crítica en la que el estudiante
dialogue, construya, produzca, en este caso desde una perspectiva ética y de
construcción de paz. Como también el concepto de “Educación Popular” propuesto
por De Sousa (2019), como una de las alternativas más consistentes a la
situación de la guerra y a la economía de la muerte. Este tipo de educación
tiene como principal característica la resistencia, lo que implica una lucha
sobre la dominación del capitalismo, y es la escuela la encargada de darles voz
a las víctimas de esta violencia sin fin y a los victimarios que deben ser
sujetos posicionados en su propia historia.
Con base
en los resultados del trabajo de campo realizado con toda la comunidad
educativa, se llegó a la conclusión que era necesario establecer unos
lineamientos educativos que deben entender las dinámicas del conflicto armado y
las implicaciones en el territorio para intentar transformar las realidades y
construir mejores proyectos de vida, con formación ética y participación
comunitaria. Al respecto, Freire (2004) señala que: “Saber qué enseñar, no es
transferir conocimientos, sino crear las posibilidades para su propia
producción o construcción”. (p.47).
La
educación y las propuestas educativas deben estar sustentadas en la historia,
valores, principios, filosofía, visión y misión. (Tünnermann, 2008). Teoría que
se aplica en el presente estudio al proponer lineamientos educativos para
fortalecer los saberes, pedagógicos e institucionales o de dirección; todos
formulados a la luz de lo que sucede en el entorno, se recurre al
discernimiento crítico de los acontecimientos, la deliberación y accionar en el
marco de los derechos que asisten a todos los seres humanos. Esto confirma
también lo expuesto por Cerón, (1998), quien propone conocer las realidades y
forjar futuro, preparar al hombre para la plenitud. En el caso de este estudio
se propone enfrentar los retos, fortalecer el ser humano que requiere la
sociedad tumaqueña para enfrentar la realidad, enfatizar más en el ser humano,
en favorecer la convivencia.
Los
lineamientos para fortalecer los saberes permiten que los estudiantes, desde el
contexto de su vida cotidiana o entorno inmediato, según (Orellana, 2009),
tengan acceso a diversos contenidos de aprendizaje en el intercambio mediado
por las relaciones sociales las cuales favorecen la construcción de
sentimientos y acciones para vivir. Heller (1987) afirma que se requiere
establecer lo que la comunidad educativa, en los diferentes instrumentos, ha
priorizado.
Volver al
SER, el reconstruir la esencia del hombre y mujer de valores y principios, que
ame a su prójimo, que como bien lo manifiesta (Levinás, 2000), se haga
responsable de ese otro, que alrededor de los espacios de interacción se haya
formalizado la edificación de una ética de la atención. Por ello, estos
lineamientos conducen a generar procesos de convivencia en tolerancia, pero con
amor hacia el congénere, a sentirlo como familia.
Figura 1. Propuesta educativa
La
escuela es un ambiente de intercambio y de relaciones, por ello es menester
propiciar un ambiente de familia: los estudiantes de los contextos estudiados
en su gran mayoría carecen del afecto familiar, del cuidado y atención
requeridos. Estos lineamientos aplicados a la vida institucional desarrollan
las habilidades, talentos, actitudes y aptitudes para que los estudiantes se
expresen con libertad, los saberes son los dinamizadores para relacionar teoría
y praxis como lo manifiestan Luna y López, 2011 y Grundy, (1998), se busca
reconocer al individuo creativo y activo en el proceso educativo, el
aprendizaje debe servir para la transformación, la reflexión y la crítica. A
través de lo curricular, como apuesta hegemónica, de la cual se empiezan a
tomar distancias, también se tiene la oportunidad de fisurar y abrir espacios
de encuentro para las nuevas formas de enseñar y también de aprender. Cada
sitio escolar es un espacio continuo para el aprendizaje (Reimers, 2000), por
ello hay que aprovecharlo al máximo. La escuela es un pequeño gran mundo, las
relaciones entre pares, docentes y personas en la escuela son apuestas para
aprender de ese mundo y recuperar la experiencia y desarrollar habilidades para
el buen vivir, la vida armónica, para enfrentar la vida real, tan dolorosa como
maravillosa para los contextos de la costa Pacífica.
Se hace
necesario implementar a la par de los lineamientos de saberes, los pedagógicos.
Estos involucran al docente y cuerpo directivo puesto que deben materializar
esos saberes, esas teorías en otras que fundan la tarea pedagógica en el aula y
los espacios de la escuela. La deliberación en este proceso de consenso afianza
la democracia en la escuela, la toma de decisiones es transcendental, en muchos
casos, y hacer partícipe a la comunidad para este ejercicio es saludable y
genera ambientes de pertenencia y satisfacción, favoreciendo el clima laboral y
escolar. Como lo reafirma Gracia (2011citado en Chadwick, Have y Meslin, 2011),
la deliberación es el arte de incluir en nuestros juicios todos los elementos
contingentes a fin de llegar a decisiones acertadas. Los diferentes puntos de
vista enriquecen estos espacios, por ello se propicia la reflexión crítica y la
argumentación para que las participaciones de los congregados en las mesas
tengan soporte y sean más objetivas y que beneficien con sus resultados a la
comunidad, por encima de fines personales o prejuicios individuales.
Los
maestros son ejemplo y reflejo para sus estudiantes, en la escuela hay
aprendizajes recíprocos, todos aprenden de todos (Reimers, 2000), pero el
maestro es el primer inspirador, y en muchos casos un buen maestro logrará con
éxito las metas propuestas en el quehacer educativo, por el contrario, los
maestros poco asertivos pueden hacer que los estudiantes deserten y no le
encuentren sentido a la escuela. Los discursos juegan un papel preponderante en
la relación maestro-estudiante, estos discursos son campos de batalla(Angarita,
Gallo y Jiménez, 2005), los discursos abren espacios como el del diálogo, como
bien lo describe Freire(2003), al impulsar su teoría dialógica donde manifiesta
que el diálogo en la escuela es una estrategia mediadora para el logro de una
armoniosa convivencia escolar, este espacio no margina los otros lugares o
sitios de encuentro colectivo, lo que busca es proporcionar la argumentación,
la solidaridad, la sostenibilidad y la justica. Para que esta teoría sea
exitosa, se requiere de ambientes de confianza propicios donde el rol del
docente es clave. En estos espacios, los currículos ocultos emergen, se delatan
y una vez identificados, la tarea pedagógica se puede desarrollar sobre la base
de la realidad como punto de partida.
Se busca
propiciar la deliberación grupal como estrategia para llegar a acuerdo,
impulsar el diálogo en los espacios escolares. Motivar hacia el aprendizaje, y
fortalecer el contacto docente- padre/madre de familia como pretexto educativo.
Se busca fortalecer los saberes axiológicos (principios y valores) mediante
acciones por la paz y la resolución de conflictos, en busca de la unidad, la
espiritualidad para lograr el perdón y la reconciliación, una democracia con
cultura ciudadana, entendimiento del conflicto en todas sus dimensiones
mediante la transversalización en las áreas del conocimiento, derechos humanos
y cultura de paz, proyectos de vida, inteligencia emocional.
El
agenciamiento de quienes están al frente de la dirección es decisivo, de aquí
los lineamientos institucionales o de dirección. Los directivos deben ser
garantes de los derechos de la comunidad educativa, deben ser prospectivos,
conciliadores, legitimados por su buen trato y conocimiento por parte de la
comunidad educativa. Un líder como agente negociador, tramitador, empoderado de
su rol y comunidad puede planificar, proyectar, proponer, estimular, provocar,
inspirar, promocionar entre otras capacidades. El dirigente escolar debe
propiciar pensamiento crítico, en la teoría de los conflictos (Galtung, 1998)
propone enfrentar las crisis como oportunidades, ver el conflicto como
experiencia holística demostrar empatía para atender las situaciones del
contexto tanto interno como externo a la escuela. El mayor garante de derechos
en la escuela es la directiva institucional, además la escuela es el lugar más
adecuado para los diálogos interculturales (Restrepo, 2010). El rol de
comprender e intervenir requiere de preparación y conocimiento del contexto.
Estos lineamientos promueven las rutas para que la dirección escolar atienda la
cotidianidad con diplomacia, pero siempre firme ante la convicción de que los derechos
de sus encomendados están por encima de particularidades. Una adecuada gestión
para la democracia, participación y la inclusión son condiciones de una escuela
con pensamiento intercultural y decolonial.
Los
lineamientos de dirección están enfocados en el ejercicio del acompañamiento de
los maestros a los estudiantes, en asumir su rol orientador, diagnosticar a los
estudiantes y a sus familias para saber cómo llegar a ellos, participar y
promover actividades de paz y estimular el emprendimiento y el liderazgo. Estos
lineamientos son coherentes con la posición teórica de diferentes autores:
Freire(1989)ve la educación como la práctica de la libertad y quien considera
que las estrategias pedagógicas y curriculares deben fomentar la libertad de
pensamiento, la autodeterminación, el respeto por la pluralidad de ideas y la
construcción de democracia en la escuela; Gadamer (1997) dice que la pedagogía
crítica abre espacios para que la educación cumpla su rol de negociador y que
permita la comprensión de los fenómenos sociales que afectan a la población.
Para lograr estas metas se requiere de la participación de todos, según Ramírez
(2008), los actores deben ser partícipes en la construcción de pensamiento
democrático, que analicen sus problemas y propongan soluciones. De esta manera,
“el papel de la escuela sería un escenario de investigación y resistencia
contra hegemónica”.
Los
lineamientos tanto del fortalecimiento de saberes, como los pedagógicos e
institucionales están enfocadas en la educación para la paz, lo cual reviste
gran importancia y es apoyado por el pensamiento de Toh & Cawagas (2006),
quienes dicen que hablar de paz es empoderarse de los valores de justicia y
solidaridad en un aprendizaje participativo y deliberativo.
Definitivamente,
el conflicto armado en Tumaco ha afectado la escuela porque no le ha permitido
cumplir con su rol de reproductora del orden social, en el caso de esta
investigación, donde se presenta un contexto de guerra donde las prácticas
violentas alteran la cotidianidad de la población escolar y su entorno, es
necesario recuperar el papel de la escuela en el entorno social de las personas
que conforman la comunidad educativa de Tumaco (Echavarría, 2003).
El
conflicto armado ha permeado todos los estamentos al interior de la escuela. La
comunidad educativa es consciente de que la convivencia entre las personas que
la conforman está alterada por el conflicto armado; no obstante, los padres de
familia consideran que la escuela puede “redimirlos”, con lo anterior se
aprecia que esta misma situación de conflicto ha afectado el papel de la
escuela que según lo plantea Reimers (2000), se trata de un espacio de
aprendizaje para comprender la realidad del entorno social, para construir la
memoria, para establecer hasta dónde su vida cotidiana se ha alterado por causa
del mismo conflicto.
Es
necesario direccionar todos los esfuerzos hacia lo que proponen Luna y López
(2011), reconocer que el individuo es un ser creativo y parte activa dentro de
los procesos educativos, por lo cual se deben contextualizar sus experiencias,
vivencias y fusionar la teoría curricular y la práctica pedagógica, dialogando
con todos los autores. En Tumaco la escuela no ha podido desempeñar su rol por
estas circunstancias, pero sus docentes están tratando de cumplir con lo
establecido por las normas educativas e innovando para dar el paso hacia el
cumplimiento de su papel en la sociedad.
Los
docentes no ejercen labor de incentivar el pensamiento crítico, es mejor que
los temas se trabajen como dice el ministerio, de manera aislada a los
contextos. Los temas de historia siguen haciendo apología a la dominación y se
exaltan a quienes ejercieron la fuerza o estrategias para despojar al pueblo de
sus bienes, de su cultura de sus territorios. En este momento se trae a colación
lo expuesto por Tyler (1978) quien dice que el currículo define anticipadamente
los resultados del proceso educativo en los estudiantes y proyecta las
prácticas para la consecución de los objetivos. (Dewey citado en Fingermann,
2010) considera que es el docente quien debe ser el orientador y que el
currículo debe tener mucho contenido práctico. El currículo “debe sumergirse en
el mundo del hombre para recuperar experiencias, y a la vez poder detectar
habilidades y saberes que se deben ofrecer en el proceso educativo” (Bobbit,
1918, citado en Gimeno y Pérez, 2008). Es determinante el currículo para poder
avanzar no solo a nivel educativo sino a nivel tecnológico, social, político,
etc. Se requieren currículos donde se apliquen los nuevos términos de la teoría
curricular, como: diversificación, cultura, interculturalidad, inclusión. No
obstante, y como lo demuestra el caso de la presente investigación con los
resultados obtenidos, aún hay vertientes de discriminación que no permiten
cumplir con los objetivos que implica el cambio ante las condiciones del
entorno. Se debe asumir el currículo en el puente entre la teoría y la práctica
(Grundy, 1998). El currículo ejerce dominación cuando responde a contextos e
ideas hegemónicas, cuando se percibe el objetivo de perpetuar la idealización
del centro del poder y adormecer la periferia, a los oprimidos. (Freire, 1996).
CONCLUSIONES
Una
propuesta educativa con enfoque crítico para educar en contextos de conflicto
armado requiere de tres componentes esenciales: los saberes que serán incluidos
en la ruta curricular, ellos condensan los sueños y esperanzas de la comunidad
educativa. También contiene el componente pedagógico que genera estrategias,
herramientas y acciones para vivificar los saberes y por último el componente
directivo que reconoce la dirigencia como cardinal para que los dos componentes
anteriores puedan concretizarse.
La
escuela está atravesando por una crisis social y política donde hay
desesperanza, parece como si el tiempo se hubiese detenido y se tuviese que
cerrar los ojos, para evitar mirar lo que acontece, lo que se cierne sobre
ella. La escuela se ha resignificado como un albergue protector, un hogar de
paso, porque es preferible que los estudiantes estén ahí que, a merced de la
delincuencia en la calle, pero al interior de la misma escuela, se tiene que
estar alerta porque hay estudiantes que venden y consumen drogas, que amenazan
a sus compañeros, que los aterrorizan con acusarlos con externos violentos, que
los amenazan con armas que esconden muy bien en sus mochilas. Hay mucha
agresividad en niños, niñas y jóvenes, y junto a ellos, también se tiene que
contener la ira de los padres y madres de familia que cuando atienden los
llamados al colegio, generalmente, justifican las acciones de los hijos e
hijas. La familia se ha debilitado enormemente, la asistencia a reuniones es
mínima, lo que interesa es recibir boletines.
En lo
académico, los resultados de las evaluaciones internas y externas reflejan la
mediocridad, pero acaso son culpables los estudiantes de su propia suerte, en
medio de tanta violencia el fin primordial es la supervivencia, y para
lograrlo, entran los factores de cuidado de sí, de qué se dice, cómo se dice, a
quien se dice y para qué se dice. La libertad se encuentra coartada por todos
estos factores, no hay libre expresión. En solitario, se es vulnerable, hay que
unirse en masa, pero ahí también hay riesgos graves, porque no se sabe quién es
quién.
Las
situaciones de convivencia que se aprecian dan cuenta que ha aumentado la cantidad
de casos de niños y niñas abusadas, maltratadas desde sus hogares por sus
progenitores o familiares. Queda por estudiar los suicidios que se han
presentado en los últimos años.
La
escuela debe convertirse en un lugar de diálogo y de amor. Los maestros deben
propiciar espacios de ternura, de calor humano, que a fuerza de amor se pueda
dar confianza y seguridad a los estudiantes, que ellos se sientan infinitamente
amados, que sientan que nos importan y que son valiosos, como de verdad lo son,
porque son la razón de la vida del maestro y de la escuela.
El
currículo oculto está ejerciendo mayor peso en la vida escolar que el currículo
manifiesto. Los intereses de los estudiantes están mediados por los avances
tecnológicos y por el mercantilismo que ofrecen los medios de comunicación
masiva, las redes sociales, conformando sociedades líquidas en palabras de
Bauman, que son tan frágiles pero que posicionan a los jóvenes en menor o mayor
ventaja con respecto a sus pares. Cuantos likes, cuantos amigos virtuales,
cuantos comentarios en los posts, el número de seguidores en redes sociales, el
número de reproducciones en YouTube, esto se ha convertido en el medidor de
agrado social.
Hasta los
jóvenes de estratos tan pobres, luchan por conseguir ese celular que le ofrezca
entrar al mundo virtual, esta herramienta ya no es un lujo, para los jóvenes es
demostrar que se existe y que se tiene poder. Hoy se encuentran faltas a la
convivencia escolar como el ciberbullying, lo que es cotidiano que entre
estudiantes hagan comentarios desagradables de sus compañeros o compañeras
empleando los medios virtuales, tomar fotos sin consentimiento, grabar peleas y
subirlas a las redes, al igual que hacer uno que otro comentario de docentes
con los mismos mecanismos.
Hay
poderes ocultos en la comunidad educativa, estos poderes deben dejarse
visibilizar para que se puedan reconocer y reflexionar frente a ellos, para
cuestionarlos y poder liberar a la comunidad de los yugos que imponen. La
escuela como lugar democrático, donde todos caben y tienen los mismos derechos
y deberes, debe propiciar que la esperanza aflore como respuesta a tanta
violencia mediados por escenarios para el diálogo, para la participación.
Se
concluye que las instituciones educativas en contextos de conflicto armado
requieren replantear sus currículos, porque los existentes, a pesar de los
ajustes que se e realicen, ofrecen la educación neoliberal, la que prepara para
el servilismo de la clase dirigente, por eso, se debe revisar a profundidad las
cátedras que se imparten, los temas, las metodologías con las que se trabajan y
en especial las formas de evaluar a los estudiantes. Que no se ejerza mecanismo
de dominación con la nota, que se prepare para la discusión, la argumentación y
la crítica. La enseñanza problémica posibilita la participación, la opinión, la
proposición. Se debe generar clases que interroguen a los estudiantes y estos a
su vez que interroguen al sistema.
Se
requiere trabajar las clases con mayor emotividad, con la ayuda de la
tecnología, la educación bancaria esta fuera de contexto, esta descontinuada;
maestros y maestras deben darse cuenta de que algunas formas de enseñar están
obsoletas y requieren actualizarse, ponerse a la vanguardia de los cambios
producidos por la modernidad. El maestro no debe perder vigencia, no debe
esperar que le llegue la fecha de caducidad, debe estar en permanente
movimiento para acoplarse y poder cumplir la tarea orientadora para lo que está
formado.
El
derecho a la educación se ha visto vulnerado por los violentos que se
encuentran en el territorio, algunos estudiantes han tenido que abandonar la
escuela para poder salvar su vida y la de su familia. Los grupos ilegales
ofrecen las “escuelas paralelas”, lugares donde aprenden el oficio sicarial que
pueden darles un estatus, poder y dinero. Aquí, se encuentra una dura
competencia, sensibilizar el corazón de los niños, niñas y jóvenes para que
construyan un proyecto de vida dentro de la legalidad, que les garantice la
tranquilidad. Un rector retirado, en alguna ocasión comentaba cómo se fue a su
zona rural en la búsqueda de levantar escuelas para ayudar a los jóvenes a leer
y escribir, se encargaba de darles los útiles y todo lo necesario, así iban
transcurriendo los días, y le habían llegado cerca de 20 jóvenes, pero para
sorpresa, un día, el salón que usaba para esta labor, estaba vacío, y se
preguntaba qué había pasado con sus estudiantes, la respuesta no se demoró en
llegar, uno de ellos le dijo “profe, acá, nos pagan y aunque queramos estudiar,
el hambre nos convence”. Respuestas dolorosas para quienes creen que la escuela
cambiará el mundo, y persisten en lograrlo, porque no hay otra salida. La
educación, la educación de calidad, en valores humanos, con mirada decolonial,
critica y reflexiva, sin duda cambiará el mundo.
Las
actividades curriculares deben fortalecer la solidaridad, la empatía, la
resiliencia. Los muertos de Tumaco son resultado de una realidad que aún no
termina, la escuela debe buscar espacios de memoria, de reparación simbólica,
ellos han dejado luto y dolor en los corazones de la comunidad y merecen ser
exaltados. Resignificar el valor de la vida, como derecho natural, como
principio invulnerable, esa es una gran tarea de la escuela. El silencio
cómplice, permite que las injusticias se enraícen en los corazones de las
personas y se anquilosen como muros de contención, dejando que el dolor de los
semejantes o pueda aforar para recibir consuelo. La especie humana no puede
aceptar que los muertos merecían su suerte, ante el adagio de nuestros abuelos
que no hay muerto malo, en Tumaco, se llega a creer que no hay muerto bueno. Se
debe rescatar el honor de la víctima, porque ninguna, merece que se le quite la
vida en ninguna circunstancia. Espacios como marchas por la paz, jardín de la
memoria, salón para recordar, fechas de conmemoración entre otras actividades
promueven la memoria y reparación simbólica.
Junto a
la comunidad, en diferentes espacios, luego de más de dos años de trabajo de
campo, como resultado de los diferentes instrumentos y
estrategias investigativas, se
logra consolidar unos lineamientos que permiten ajustarse a los currículos
escolares, ya sea en actividades institucionales, pedagogías, proyectos
transversales y con ello propiciar que la escuela esté acorde a los contextos
actuales, para que ella cumpla con la tarea de promover y salvaguardar los
derechos fundamentales como son los derechos de primera generación: derechos
civiles y políticos: el de la vida, libertad y seguridad jurídica, libertad de
pensamiento y religión, a su vida privada, a la libre expresión entre otros.
Los derechos de segunda generación: económicos, sociales y culturales como el
de seguridad social al trabajo a sindicalizarse, a nivel de vida adecuado, a la
salud física y mental, a la educación y, los de tercera generación: La calidad
de vida como el derecho al desarrollo de los individuos y los pueblos, el
derecho a la paz, coexistencia pacífica, identidad nacional y cultural y el
derecho al medio ambiente sano.
La
investigación presentó algunas limitaciones como la de profundizar los efectos
del conflicto armado en género y edades. Tampocofue posible aplicar los
lineamientos a la práctica en su totalidad para observar los resultados, por lo
que, la elaboración de una propuesta curricular con el apoyo de los estudios
realizados, entre los que se contaría con aportes de ésta tesis podría ser tema
para próximas investigaciones, al igual que el análisis de los discursos de los
docentes en el aula, el rol de la familia, la convivencia de los estudiantes en
colegios públicos y privados todo lo anterior asociados a contextos de
conflicto armado en Tumaco, estos temas se tocaron levemente pero, podrían
ayudar a comprender mejor el problema objeto de estudio y aportar
significativamente a la mejora de la calidad educativa de los establecimientos
educativos del territorio.
REFERENCIAS
Alcaldía
Municipal de Tumaco (2017-2019). “Plan de Desarrollo Municipal 2017-2019”,
Recuperado de https://n9.cl/z8ru
Angarita,
E., Gallo H., & Jiménez. Et.al (2015). La construcción del enemigo en el
conflicto armado colombiano 1998-2010, Medellín, Colombia: Universidad de
Antioquia, Instituto de Estudios Regionales: Silaba Editores
Asamblea
Nacional Constituyente (1991), Constitución Política, Bogotá, Colombia.
Barrera,
M. (2002). Modelos epistémicos, Bogotá, Colombia: Editorial Magisterio.
Beristain,
Carlos Martin (2006), El papel de la memoria colectiva en la reconstrucción de
sociedades fracturadas por la violencia. Recuperado de https://n9.cl/hojoy
Borsani,
M. (2014). Reconstrucciones metodológicas y/o metodologías a posteriori,
Astrolabio (13), 146-168, Recuperado de https://goo.gl/UiSqhy
Camilo,
Gloria Amparo (2004), Impacto psicológico del desplazamiento forzoso:
estrategia de intervención, En: Bello, Martha; Martín, Elena; Arias, Fernando.
Efectos psicosociales y culturales del desplazamiento, Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia
Centro
Nacional de Memoria Histórica -CNMH (2013), Colombia: Memorias de guerra y
dignidad, Bogotá: Imprenta Nacional de Colombia
Cerón, S.
(1998). Un modelo educativo para México, México: Editorial Santillana.
Chadwick, R., Have, H., & Meslin, E. (2011). The
Sage handbook of health care ethics: core and emerging issues, Los Ángeles:
SAGE
Congreso
de la República de Colombia (2006). Ley 1098 de 2006. Expedición del Código de
Infancia y Adolescencia, Bogotá, Colombia
De Sousa,
B. (2019). Pedagogías de la educación popular: Diálogos entre lo ético y lo
político. Conferencia, 4to. encuentro de Educación Popular. Universidad
Pedagógica Nacional, Bogotá D.C
Echavarría,
C. (2011). La escuela un escenario de formación y socialización para la
construcción de identidad moral. RLCSNJ, [S.l.], v. 1, n. 2, mayo 2011. ISSN
2027-7679. Recuperado de:
<http://revistaumanizales.cinde.org.co/rlcsnj/index.php/Revista-Latinoamericana/article/view/332>.
Fecha de acceso: 03 abr. 2020
Fals
Borda, Orlando (1989). El Problema de como investigar la realidad para
transformarla por la praxis ((Séptima ed.), Bogotá D.C. Tercer Mundo Editores
Fingermann,
H. (19 de agosto de 2010). Teoría Curricular, Recuperado de
https://educacion.laguia2000.com/ensenanza/ teoria-curricular
Freire,
P. (1989). La Educación como práctica de libertad, Madrid: Siglo XXI Editores
Freire,
P. (1996). Pedagogía de la Esperanza, Un reencuentro con la pedagogía del
oprimido, Rio de Janeiro: Siglo veintiuno editores
Freire,
P. (2004). La Pedagogía de la Autonomía, Buenos Aires: Siglo XXI Editores
Fundación
Ideas para la Paz - FIP, United States Agency International Development-USAID,
Organización Internacional para las Migraciones -OIM (2014). Dinámicas del
conflicto armado en Tumaco y su impacto humanitario, Bogotá: Área de Dinámicas
del Conflicto y Negociaciones de Paz. Unidad de Análisis "Siguiendo el conflicto",
Recuperado de https://goo.gl/WUSD1B
Gadamer,
H. (1997). Texto e interpretación. Hermenéutica, Madrid: Universidad Autónoma
de Madrid editores
Galtung,
J. (1990). “La violencia cultural, estructural y directa”. Journal of Peace Research.Vo. 27, No. 3 (agosto) pp. 291-305
Gimeno, J., & Pérez, A. (2008). Comprender y
transformar la enseñanza, (Sexta ed.). Morata: España
Gimeno,
J. (enero -junio. de 2010). ¿Qué significa el currículo? Sinéctica (34),
Recuperado de www.scielo.org.mx
Giroux,
H. (2003). Teorías de la reproducción y la resistencia en la educación, México
D.F.: Editorial Siglo XXI
Grundy,
S. (1998). Producto o praxis del currículum, España: Morata
Heller,
A. (1987). Sociología de la vida cotidiana, Barcelona: Península
I.E
General Santander (2019), Proyecto Educativo Institucional, Tumaco
I.E.
Roberto Mario Bischoff (2017), Proyecto Educativo Institucional, Tumaco
LevinásE.
(2000). Fuera del Sujeto. Recuperado de
http://medicinayarte.com/img/Levinas.%20 Fuera%20del%20sujeto.pdf
Luna,
E.& López, G. (2011). El currículo: concepciones, enfoques y diseño,
Revista Unimar (58):65-76, Recuperado de https:// goo.gl/bLa5xP
Mendoza,
J. (2005). Exordio a la memoria colectiva y el olvido social. Athenea Digital (8):
1-26. Recuperado de https://goo. gl/pVHvPK
Ministerio
de Educación Nacional - MEN (2009), Programa de Educación Rural (PER), Bogotá
Orellana,
D. (2009). La Vida Cotidiana, CONHISREMI, Revista Universitaria de
Investigación y Diálogo Académico, (2), Recuperado de
http://conhisremi.iuttol.edu.ve/pdf/arti000066.pdf
Presidencia
de la República de Colombia (2017). Plan Victoria. Recuperado de http://
es.presidencia.gov.co/noticia/170609-El-
Plan-Victoria-esta-en-marcha-y-ocupando- los-territorios-dejados-por-las-Farc
Reimers,
F. (2000). Educación, desigualdad y opciones de politíca en América Latina en
el Siglo XXI. Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, 30 (2), 11-42
Restrepo,
E. (2010). ¿Cómo garantizar justicia a los desplazados? El desplazado como
paria. La garantía de los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de
las víctimas del delito de desplazamiento forzado en Colombia, En C. Rodríguez,
Más allá del desplazamiento: politicas, derechos y superación, Bogotá: Universidad
de Los Andes
Toh,S. & Cawagas, V. (2006). Educating for a
Culture of Peace through Values, Virtues, and Spirituality of Diverse Cultures,
Faiths and Civilizations ,Multi-Faith Centre, Griffith University: Nathan
Tünnermann,
C. (2008). Modelos educativos y académicos, Nicaragua: Impresión Comercial La
Prensa S.A
Tyler, R.
(1978), Principios básicos del currículo, Buenos Aires, Argentina: Troquel